Puerto Príncipe, la capital de Haití, se vio sumida en un escenario desgarrador con numerosos cadáveres esparcidos por distintos barrios, resultado de la creciente violencia pandillera que azota la ciudad. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en los últimos 15 días, más de 33,000 personas han huido de la capital haitiana en busca de seguridad.
Los vestigios de varios asaltos perpetrados por bandas armadas el día anterior, junto con una operación militar que cobró la vida del líder de una pandilla conocido como Ti Grèg, aún son visibles en la ciudad. Testigos presenciales informan de cuerpos sin vida, muchos de ellos carbonizados, en el centro de Puerto Príncipe y en el barrio de Delmas. Incluso en Pétion-Ville, una comuna acomodada en las afueras de la capital, se han avistado cadáveres, evidenciando los intentos de las bandas por expandir su territorio.
Ante el terror impuesto por las pandillas, que controlan aproximadamente el 80% de la capital, la población ha erigido barricadas en algunas carreteras como medida de protección contra los constantes asaltos.
La OIM ha alertado sobre la escalada de ataques armados en la Zona Metropolitana de Puerto Príncipe, lo que ha generado desplazamientos masivos tanto dentro como fuera de la ciudad. Según datos recopilados en las principales estaciones de autobuses, más de 33,000 personas han abandonado la capital entre el 8 y el 20 de marzo, principalmente en dirección a los departamentos del Gran Sur, que ya acogen a unos 116,000 desplazados en los últimos meses.
Esta situación ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en Haití. Cerca de cinco millones de personas, casi la mitad de la población, enfrentan altos niveles de inseguridad alimentaria aguda, según informes del Programa Mundial de Alimentos en Haití. La violencia desenfrenada está exacerbando esta crisis, lo que subraya la urgente necesidad de una respuesta inmediata para evitar una catástrofe aún mayor.
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