Concluido el proceso electoral, el Gobierno de la República Dominicana avanza hacia la adopción de propuestas clave, entre las que destaca una inminente reforma fiscal. Esta reforma es considerada esencial para abordar el déficit presupuestario y aumentar los ingresos nacionales.
Durante la reciente campaña electoral, la reforma fiscal integral fue un tema central. Un mes antes de las elecciones, el presidente Luis Abinader, en un almuerzo empresarial, afirmó que, en lugar de una reforma sectorial, el país necesita un relanzamiento económico completo. Prometió que, de ganar, convocaría «al otro día» a un «gran acuerdo de unidad nacional». Diecinueve días antes de los comicios, Abinader reiteró que la reforma fiscal es una tarea pendiente según la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, postura respaldada por el expresidente Leonel Fernández.
La urgencia de esta reforma se evidencia en el déficit fiscal del Sector Público No Financiero para el presupuesto de 2024, que asciende a 229,247.9 millones de pesos, equivalente al 3.1% del PIB. Este déficit supera el rango ideal del 1.5% al 2%, destacando la necesidad de financiamiento que se traduce en deuda pública.
El último intento de reforma fiscal fue en 2021, durante el primer año de gobierno de Abinader, cuando circulaban propuestas internamente. Sin embargo, la oposición pública y la crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19 detuvieron su avance.
Actualmente, la economía dominicana muestra signos de recuperación. Después de un crecimiento del 2.4% en 2023, las proyecciones para 2024 son optimistas, con una expansión prevista del 5% y una inflación dentro del rango meta del 4.0% ± 1.0%. Esta recuperación económica brinda un contexto favorable para la implementación de la esperada reforma fiscal.
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