Los rebeldes en Siria han intensificado su ofensiva, logrando avances significativos en menos de una semana y poniendo en jaque al gobierno de Bashar al Asad. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), los insurgentes han tomado control de ciudades clave como Alepo, Hama y están a las puertas de Homs, mientras continúan su avance hacia Damasco.
Los enfrentamientos han dejado más de 800 muertos, incluyendo más de 100 civiles, desde el inicio de la ofensiva el pasado 27 de noviembre. La ONU reporta al menos 370,000 desplazados, principalmente mujeres y niños, como resultado de los combates. Ante estos eventos, decenas de miles de personas, especialmente de la comunidad alauita, han huido hacia la costa mediterránea.
La ofensiva rebelde, liderada por el grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), ha generado preocupación internacional. Rusia, principal aliado del régimen, refuerza su apoyo militar, mientras que Turquía respalda el avance rebelde. En tanto, actores como Irán y la ONU advierten de las implicaciones regionales de esta nueva fase en la prolongada guerra civil siria.
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