Por Juan Ml. Tejeda.
Hay algo que siempre me ha llamado la atención, ya sea en la política o en el mundo de la publicidad: la manía de algunos por saltar a la acción sin tomarse el tiempo para pensar. En el fondo, todos conocemos a alguien que suelta un “¡vamos a hacer esto!” sin tener ni una pizca de estrategia detrás. Es como si nos diera por construir un puente sin planos, esperando que los ladrillos se acomoden solos, o por navegar en alta mar sin brújula. Pues bien, lo mismo ocurre cuando se monta una campaña sin datos sólidos.
Hoy en día, los datos son como ese amigo sabio que te dice: «espera un momento, piensa bien antes de actuar». No es que nos quieran cortar la diversión (bueno, quizás un poco), sino que nos recuerdan que sin un plan basado en datos, las decisiones se vuelven puro impulso, y las ocurrencias no ganan elecciones ni venden productos.
Pongámoslo en términos sencillos: imagina que estás lanzando una campaña política. Sin datos, es como intentar jugar a la lotería, pero con un solo número en la quiniela. Los datos te dicen quién es tu público, qué le importa, por dónde camina, a quién sigue en redes sociales, y hasta qué desayuna los domingos. Y si sabes todo eso, puedes hablarle directamente, en su idioma, con el mensaje perfecto. Ahora, si prefieres lanzarte sin saber nada, podrías terminar hablándole a una audiencia que no te escucha, vendiéndole hielo a los esquimales.
Lo mismo pasa en el ámbito comercial. Una campaña publicitaria sin datos detrás puede ser divertida, sí, pero si no está orientada a las necesidades del consumidor, será un chiste que pocos entenderán. El mercado es caprichoso y competitivo, y las ocurrencias no se sostienen por mucho tiempo si no tienen un respaldo sólido de análisis y estrategia.
En resumen, acción sin estrategia es solo un show de luces y humo. Y aunque las luces llaman la atención, no sirven de mucho si no sabes hacia dónde vas. Los datos, ese amigo sensato que a veces parece “Pariguayo”, son los que te llevan por el camino correcto. Porque al final, no se trata de tener la idea más creativa o de mover más fichas, sino de hacerlo con inteligencia y con el respaldo de la información.
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