Una enorme tormenta solar se aproxima a la Tierra, según advierten las autoridades estadounidenses. Este fenómeno, que se espera llegue entre el viernes y el sábado, podría desencadenar una serie de disrupciones en infraestructuras vitales como la red de energía y las comunicaciones por satélite, además de ofrecer un espectáculo inusual de auroras polares.
Las eyecciones de masa coronal (CMEs por sus siglas en inglés), grandes emisiones de plasma y campos magnéticos provenientes del Sol, están programadas para impactar durante el fin de semana, según informa la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Esta tormenta, que se prevé que dure varios días, llega en un momento crítico, ya que el Sol está acercándose al pico de su ciclo de actividad de 11 años.
«Hemos alertado a todos nuestros operadores de infraestructura con los que normalmente coordinamos, como los operadores de satélites y de comunicaciones, así como a la red de energía en América del Norte», declaró a los periodistas Shawn Dahl, especialista en meteorología espacial.
A pesar de las precauciones, la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos señaló que «no anticipa ningún impacto significativo en el sistema de espacio aéreo del país».
A diferencia de las erupciones solares, que viajan a la velocidad de la luz y pueden alcanzar la Tierra en minutos, las CMEs avanzan a un ritmo más lento, de alrededor de 800 km por segundo.
Los expertos meteorológicos esperan poder determinar con mayor precisión el impacto de estas eyecciones cuando se encuentren a una distancia de aproximadamente 1,6 millones de kilómetros.
Los campos magnéticos asociados con las tormentas geomagnéticas pueden inducir corrientes en conductores largos, incluidos los cables de energía, lo que puede provocar apagones. En el pasado, en octubre de 2003, tormentas geomagnéticas «extremas» causaron apagones en Suecia y dañaron transformadores de energía en Sudáfrica.
Además de los problemas en la red eléctrica, estas tormentas pueden afectar la comunicación por radio de alta frecuencia, el funcionamiento del GPS, así como dañar naves espaciales y satélites.
Sin embargo, no todo son problemas. Estas tormentas también pueden generar otro fenómeno sorprendente: la aparición de auroras polares, conocidas como auroras boreales o australes dependiendo del hemisferio, en lugares donde normalmente no son visibles.
Según Mathew Owens, profesor de física espacial en la Universidad de Reading, los efectos se sentirán principalmente en las latitudes norte y sur del planeta, aunque el alcance exacto dependerá de la fuerza final de la tormenta.
En Estados Unidos, este fenómeno podría ser visible en regiones tan al sur como California y Alabama.
Ante esta situación, Brent Gordon, de los servicios meteorológicos espaciales de la NOAA, sugiere a la población que intente capturar este fenómeno con sus teléfonos celulares, incluso si no es visible a simple vista. «Te sorprendería lo que puede verse en una foto tomada con los celulares más modernos», afirmó.
Las autoridades recomiendan a la población mantener las medidas regulares frente a posibles apagones, como tener a mano linternas, baterías y radios meteorológicas.
La mayor tormenta solar registrada hasta la fecha es el «evento de Carrington» de 1859, que destruyó la red de telégrafos en Estados Unidos, provocó descargas eléctricas y permitió que la aurora boreal fuera visible en latitudes inéditas, llegando incluso hasta América Central.
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