Las fuerzas del presidente Vladimir Putin han registrado nuevos avances en al menos tres áreas a lo largo del frente oriental de Ucrania, destacando, por primera vez en varios meses, un progreso en la región septentrional de Járkiv. Esta situación subraya una vez más la urgente necesidad de municiones y armamento por parte de Kyiv, provenientes de Estados Unidos y otros aliados.
Estos últimos acontecimientos reflejan un cambio de ritmo en el campo de batalla desde la caída de la ciudad industrial de Avdiivka en febrero. Los avances tácticos de Rusia ahora son una realidad diaria, aunque suelen ser modestos, abarcando desde unos pocos cientos de metros hasta quizás un kilómetro como máximo, pero se están produciendo simultáneamente en varios puntos.
Desde la perspectiva ucraniana, estas pérdidas territoriales se acompañan de una creciente crítica pública hacia las fuerzas armadas debido a las actualizaciones oficiales del ejército sobre la situación en el campo de batalla.
Entre las zonas más afectadas se encuentran algunos pequeños asentamientos al noreste y al sur de Ocheretyne, un pueblo importante situado a unos 16 km al oeste de Avdiivka, en la región de Donetsk. Según el grupo ucraniano de vigilancia DeepState, las fuerzas rusas han avanzado en ocho lugares diferentes a lo largo de 20-25 km de la línea del frente en un período de 24 horas.
Los blogueros militares de ambos bandos coinciden en que las fuerzas rusas han cruzado un curso de agua y han tomado el control de los asentamientos de Semenivka y Berdychi. Al norte, Soloviove también está en manos rusas, al igual que el pequeño asentamiento de Keramik, al menos en parte.
El bloguero militar ucraniano Myroshnykov señala: «Continúa la retirada en la zona operativa de Donetsk», expresando su preocupación por la posibilidad de que las tropas rusas avancen hacia el sur, en dirección a Karlivka, donde podrían cruzar el río Vovcha, uniéndose a otras unidades rusas que avanzan hacia el oeste desde Pervomaiske, recientemente capturada.
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