El viernes, Puerto Príncipe se vio envuelto nuevamente en tiroteos entre la Policía y las bandas armadas, luego de un breve período de calma tras la violenta jornada anterior, que dejó al menos cinco muertos y una veintena de heridos.
Según el último informe del Sindicato de Policía de Haití, el número de agentes fallecidos el jueves asciende a cinco, y sus cuerpos aún no han sido recuperados.
Inicialmente, se informó que cuatro policías perdieron la vida durante el ataque de las bandas armadas a una comisaría en Bon Repos, en Canaan, al norte de la capital.
Ante la creciente violencia, cientos de personas están huyendo del área metropolitana de Puerto Príncipe hacia ciudades provinciales u otras áreas menos afectadas por los ataques de las poderosas pandillas armadas.
Algunas fuentes sugieren que las bandas podrían intentar ingresar a la prisión civil de la capital, ubicada en el centro de la ciudad, para liberar a sus compañeros encarcelados desde hace años.
A pesar de la situación, este viernes se observa una leve reanudación de la actividad en las calles de Puerto Príncipe, con la reapertura del transporte público, luego de la paralización total del jueves, cuando escuelas y empresas enviaron a estudiantes y empleados a sus hogares. Además, se registraron disparos contra un avión en el aeropuerto.
La violencia escaló aún más el jueves después de que el primer ministro de Bahamas, Phillip Davis, afirmara que su homólogo haitiano, Ariel Henry, se comprometió durante la cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom) en Georgetown a celebrar elecciones antes del 31 de agosto de 2025.
Henry, actualmente en Nairobi, firmó un acuerdo bilateral con Kenia para permitir el despliegue de 1,000 policías kenianos, como parte de una misión multinacional de apoyo a la seguridad aprobada por la ONU en octubre pasado.
En medio de este panorama, el líder de la coalición de bandas G9, el influyente ex policía Jimmy Cherisier «Barbucue», reiteró su llamado a una «revolución» y prometió derrocar al gobierno de Henry, expresando la determinación de tomar el futuro en sus manos frente a la profunda crisis y la creciente violencia en Haití.
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