El presidente estadounidense, Joe Biden, desató polémica al referirse a su homólogo ruso, Vladimir Putin, como un «hijo de puta loco» durante un acto de recaudación de fondos en California. Utilizando la abreviatura «SOB» en inglés, equivalente a «hijo de puta» en español, Biden expresó sus preocupaciones sobre el conflicto nuclear y resaltó el cambio climático como una amenaza existencial para la humanidad.
Esta explosión de lenguaje duro por parte de Biden no es la primera vez que ataca a Putin, a quien previamente ha calificado como «carnicero» y «criminal de guerra» por la invasión de Ucrania en febrero de 2022. Además, anunció un nuevo paquete de sanciones contra Rusia por la muerte en prisión del líder opositor Alexéi Navalni.
Las declaraciones de Biden fueron recibidas con indignación por el Kremlin. El portavoz Dmitry Peskov las calificó de «vergonzosas» y una «gran vergüenza» para Estados Unidos. Peskov afirmó que tales comentarios no dañarán la imagen de Putin y sugirió que Biden adopta un comportamiento propio de un vaquero de Hollywood por intereses políticos nacionales.
La tensión entre Estados Unidos y Rusia ha ido en aumento en los últimos años, especialmente tras la crisis en Ucrania y las acusaciones de interferencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses. La relación entre ambos países se ha vuelto cada vez más tensa, con Biden asumiendo un enfoque más duro hacia Moscú en comparación con su predecesor, Donald Trump.
En respuesta a las palabras de Biden, el gobierno ruso ha rechazado las acusaciones y ha defendido su política exterior. Putin ha desestimado las críticas y ha afirmado que Rusia actúa en defensa de sus intereses nacionales y de su soberanía.
El incidente refleja las complejas relaciones entre dos de las principales potencias mundiales y destaca los desafíos diplomáticos que enfrenta la administración Biden en su intento por abordar las tensiones internacionales y promover la estabilidad global.
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